
Jerez: Alex, Iván Collado, Fassione (Guille, descanso), Mazzina, Mariano, Nieto, Adrián (Figueroa, 57’), Yeyo, Ramiro, José Carlos y Mendy (Kiko, 74’).
Árbitro: Corchado Nieto, de la delegación de Mérida. Regular. Amonestó con cartulina amarilla a los locales César Carrasco, Emilio Gil y Robert; y a los visitantes Iván Collado, Mariano, Nieto, Ramiro y José Carlos.
Gol: 1-0 Emilio Gil, de penalti (20’).
Incidencias: Algo más de 200 espectadores en las gradas del Municipal en mañana lluviosa, ventosa y fría. La climatología restó público notablemente. Rectángulo de juego en muy malas condiciones, encharcado y embarrado por la incesante lluvia durante la noche anterior. Buena parte del encuentro se jugó con lluvia.
El Jerez jugó con su segunda indumentaria, camisola blanca, calzón y medias negras, para no hacer coincidir su indumentaria verdinegra con la del Moralo.
Durante el descanso algunos jugadores locales cambiaron sus camisetas, pantalones y medias por otras secas.
Comentario: Un discutido penalti transformado en gol por Emilio Gil le sirvió al Moralo para recuperar la quinta plaza en la clasificación. Y lo hizo a base de mucho pundonor y mucha entrega sobre un impracticable campo. Enfrente tuvo a un Jerez que también se puso el mono de trabajo y luchó lo indecible para no salir derrotado de Navalmoral, pero que careció de mordiente para haber comprometido mucho más de lo que lo hizo al guardameta local César Carrasco. El equipo de Carlos Sánchez se adaptó mucho mejor a las condiciones, sobre todo en los primeros 45 minutos, y mordió lo necesario para hacerse con el triunfo aunque fuera a través de una pena máxima muy dudosa.
Comentario: Un discutido penalti transformado en gol por Emilio Gil le sirvió al Moralo para recuperar la quinta plaza en la clasificación. Y lo hizo a base de mucho pundonor y mucha entrega sobre un impracticable campo. Enfrente tuvo a un Jerez que también se puso el mono de trabajo y luchó lo indecible para no salir derrotado de Navalmoral, pero que careció de mordiente para haber comprometido mucho más de lo que lo hizo al guardameta local César Carrasco. El equipo de Carlos Sánchez se adaptó mucho mejor a las condiciones, sobre todo en los primeros 45 minutos, y mordió lo necesario para hacerse con el triunfo aunque fuera a través de una pena máxima muy dudosa.
Desde el pitido inicial se vio a un Moralo muy metido en el choque. Lo tuvo claro desde el principio. Se encomendó a su buen hacer a balón parado y los lanzamientos en largo para que sus jugadores más adelantados provocasen el fallo de los rivales o una segunda acción cerca de la portería contraria. En su primera llegada, tras el saque de una falta botada por Emilio Gil, el central Andrada cabeceó al poste entre una nube de jugadores. Ese lance metió el miedo en el cuerpo a los jerezanos y apenas llegaron en toda la primera mitad a las inmediaciones del área morala. Los de Navalmoral se encontraron hasta cómodos sobre el barrizal y no escatimaron en esfuerzos para enviar una y otra vez el balón a los dominios de Alex.

En el segundo periodo, si bien comenzó con igualdad, poco a poco el Jerez se hizo con el control. Asumió riesgos en defensa y le dio más velocidad a su juego en medio campo. Entonces ya el conjunto local había entendido que lo mejor era defender la exigua renta en el marcador que intentar la sentencia, que le podría caer, como así fue, por su propio peso. Los verdes buscaron con insistencia las carreras de Juanjo y Gallardo pero no les proporcionó ningún resultado porque cada vez más el estado del rectángulo de juego era insostenible. Ni tan siquiera a balón parado crearon apuros. Pero es que los visitantes tampoco generaron el peligro suficiente como para poner nerviosos a los moralos. En apenas algunas acciones aéreas, de córners o golpes francos, se tuvieron que emplear a fondo los moralos para evitar los remates de los adversarios.
Victoria, pues, admirable de un Moralo que acumula ya seis jornadas sin perder justo en el momento de recuperar la quinta plaza en la tabla. La constancia de todos les ha permitido hacerlo para a la vez alejarse por una diferencia de puntos nunca antes conseguida de la zona peligrosa. Y es que sí, el principal objetivo está cada vez más cerca. Después no importará soñar.